Por: Hikari Hotaru
Es sólo cuestión de días para recibir mi veintena (los años pues) y siento aún como si aún estuviera lejos de esa edad, tanto física como psicológicamente.
Últimamente he tenido ataques como de una crisis de edad, en los cuales rememoro mis actos y me vienen a la mente los amores de primaria, secundaria y preparatoria que no se consumaron, las oportunidades dejadas. La precocidad de los pubertos me afecta, como si fuera envidia, sin estar segura de que así sea.
Un día caí en la cuenta de que haber esperado tanto para esas primeras veces (de todo lo que se imaginan) y de no haber sido una puberta llena de emociones fuertes con el otro sexo, fue cuestión de pura seguridad en mí misma, la cual parece estar dispuesta a descansar un rato más y dejar que me las arregle a-ver-cómo.
Puro azote innecesario, momentos de adolescencia (de ayer) en la juventud. Ya está pasando.