10 de julio de 2008

Tal vez, el desconocido era él

Por: Hikari Hotar


Rememorando etapas pasadas de mi vida, me vino a la mente aquel tiempo cuando recibía mensajes de un desconocido del cual yo era conocida *~*; al principio, creí que el tipo se había equivocado de número, pero no fue así: él sabía perfectamente con quien se comunicaba. En un rayo de brillantez, recordé que, hace quizá ya dos años, conocí a un chico en el metro:

Yo iba felizmente con una amiga (la verdad no me acuerdo de quién), regreso a casa; en el trayecto, un muchacho en el asiento "reservado" platicaba con su amigo.

Mi amiga se bajó donde debía, y yo debía seguir mi largo trayecto. Mi vista, naturalmente, se movió hacia el chico platicador, sin intención alguna y, de hecho, sin mirarlo literalmente. Él lo notó, y le dijo a su amigo: "no le dan risa nuestros chistes malos"; su amigo hizo un gesto como "dándole el avionazo" y se bajó.

El tipo comenzó a platicarme, a comentarme que él y su cuate siempre iban contándose malos chistes y me los dijo, seguidos de un "¿verdad que son malos?"; qué le iba a decir, si ni me reí... Así llegamos a la estación donde, casualmente, bajamos los dos, por lo cual, formalmente preguntó: "¿cómo te llamas?"; yo pensé, muy en mis adentros, "este tipo qué", mas seguí caminando con él mientras hablábamos.

Después de contarme dónde trabajaba, sus gustos, disgustos y aspiraciones; de hacerme leer y que me equivocara, y de jugar con mi mente diciéndome su edad entre palabras, llegó el momento; es decir, a qué viene esta historia con lo que mencioné al principio (los mensajes del desconocido):

Sabía perfectamente que nadie de mi pinchurrienta colonia (o sus alrededores) le interesaba saber sobre mí y mucho menos obtener mi número del celular; así que, mi cabeza se iluminó y me acordé de este tipo, a quien, al final del recorrido parlachín, le di mi teléfono (después no me lo creía y quería aventarme de mi cama por haberlo hecho); sin embargo, le puse una condición, le dije: "cuando te acuerdes de mi nombre (porque lo olvidó tres segundos después de decírselo), entonces, me llamas".

Así fue, quizá es él aquel desconocido del que no sabré más (mi antiguo celular se fue de mí para siempre), aquel chico que me habló y me entretuvo durante el largo y pesado trayecto, ese muchacho que con las guerreras mágicas se acordaba de mi nombre (aunque lo olvidará al segundo); él, quien se despidió con un beso y guardo (junto con su basura ¬¬) mi número telefónico, para encontrarlo tiempo después y hacerme tener delirio de persecución y sentirme vigilada. Quizá fue él, sin atreverse a decirme que era él...Tal vez, sólo tal vez...

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