25 de marzo de 2009

Tengo pedos



Disculpe usted, querido lector, que con el título de esta entrada le remita a imágenes sonoras desagradables, y, aclaro, no se trata de problemas estomacales. Durante estos últimos (primeros) meses del año, a pesar de mi decisión de comenzar con todas las energías, buena vibra y disposición, los diversos acotencimientos actuales en mi vida me agarraron en curva; o sea, desprevenida y debilucha, vulnerable pues.

Apenas estoy recuperando el ritmo y dándome cuenta del mucho daño que me he provocado y causado en otros (a quienes parezco interesarle), pero no hablaré de soluciones utópicas ni de cómo voy a cambiar, mejor, estimado lector, diríjase a este sitio para entender de qué le hablo y tenga una idea del lado positivo que le he encontrado a mi situación paranoicamente deplorable conflictiva.

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Entre otros temas:

Ir a la Facultad de Arquitectura y encontrarme con los amigos de mi amiga, hizo revivir en uno de ellos sentimientos del semestre pasado respecto a mí. No doy pie a nada y no quiero, pero el muchacho está decidido: eso no me gusta.

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