Por: Hikari Hotaru
Es exactamente la 1:26 am, hora del centro de México, debería estar dormida y preparada para todo lo que tengo que hacer mañana, pero no. Quizá, indiscreto lector, esta vez no se pregunte por qué, mas se lo diré: asistí al estreno (obviamente nocturno, primera función...
Quisiera hacer una crítica alejada de la emoción que siento ahora; sin embargo no me es posible. La razón es muy simple: después de diez años de ver, como tradición, una película de un niño mago, y luego de notar cómo, poco a poco, los filmes eran peores, hoy Harry Potter recobró su magia: pasó de ser un bodrio creado con escenas sin sentido, huecos en la historia y malas actuaciones, a tener el mejor cierre audiovisual.
La inversión económica que hicieron los productores valió mucho la pena: buena dirección, efectos especiales bien hechos, grandes actores, emociones que no dejaban de atacar al espectador, secuencia coherente y congruente entre escenas, una historia clara y explicada, reaparición, presentación y descripción de personajes a su tiempo, y un cierre de primera parte exacto.
No puedo decir más aunque tenga mucho para hacerlo. Pienso que esta penúltima película de Harry Potter está especialmente hecha para el público que creció con esta saga (es decir, evolucionó a la par que sus seguidores lo hacían); no obstante, creo que resulta de verdad interesante para quien no se había acercado a este "mundo fantástico". Yo, estimado lector, solamente puedo sugerir que la vea y expresarle la satisfacción que siento con el resultado mostrado en la pantalla grande.
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