Por: Hikari Hotaru>
Estimada lectora citadina y usuaria del sistema de transporte colectivo:
Los días en la ciudad son difíciles, el transporte público es feo y está descuidado, la seguridad es mero adorno, y su actitud es poco menos que indiferente.
Los acosadores, por su parte, aprovechan esto para ponerla en situaciones incómodas; por eso, cuando uno de ellos la toque intencionalmente, intente abrazarla, le repegue sus órganos, o si, por el contrario, es mera observadora, no se quede callada, grítele, reclámele, íntimidelo al menos, péguele y miéntele la madre si es necesario, y denuncie.
Basta con no temer, encontrará a alguien que la apoye o, mínimamente, pondrá en evidencia al descarado y, la gente, tan despectiva como es, estará para juzgar, reclamar y culpar.
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