Por: Hikari Hotaru
Las personas siempre tenemos gustos culposos o curiosidades ocultas que otros ni siquiera imaginan, quizá, muchas de ellas no las ven como parte de nuestra personalidad. Recordarán que les conté sobre mi gusto especial por la música y la guitarra; pues esta ocasión hablaré sobre una actividad artística que también roba mi atención: la danza.
Bailar, poder expresar con movimientos corporales al ritmo de una melodía es una de las actividades que más me llenan. Claro, bailar por bailar no se considera un arte como tal, más bien a ciertos ritmos y formas de moverse específicos.
De esas formas específicas la que me fascina es el flamenco, palabra utilizada para referirse a un canto y baile (gitano por surgimiento), o para decir que algo es chulo o insolente, de buenas carnes, terso, firme... Precisamente , esa variedad de acepciones hace, para mí, maravillosa a este tipo de danza.
A diferencia de otros bailes, como la danza folklórica que tiende a ser muy alegre, vivaz y fiestera todo el tiempo, o la clásica que acostumbra suavizar los sentimientos, el flamenco es una representación de muchas emociones de una manera dura, precisa; es un zapateo que va desde lo alegre hasta la expulsión de sentimientos de cualquier tipo que ya no pueden ser contenidos.
La danza flamenca es enérgica, dura, fuerte; con ella puedes jugar con las emociones del rostro, pasar desde la más cruda molestia con un duro zapatear al más sutil coqueteo de unas sevillanas o a la fiesta con una rumba; tienta el alma con la realidad de las emociones, hasta llenar el cuerpo de un brío que se obliga a salir con un golpe final, para comenzar de nuevo.
La postura recta del cuerpo mientras baila flamenco hace de un gesto duro y frío el más elegante, o al coqueteo más descarado lo convierte en una danza de atracción con el movimiento de las manos, de las castañuelas o del abanico, de las caderas, de las piernas, de los pies…
Con lo anterior, no quiero decir que el flamenco lo tenga todo o sea más bello que otras danzas, pero sí que llena de energía, que no cansa, es un juego de emociones, miradas, siluetas y ritmo que no se detiene.
Por cierto, fue mi estancia en el bachillerato la que me acercó a esta danza y me llenó, por dos años de mi vida, de esa energía, de ese gusto y del porte flamenco.
Abajo, la agrupación VIVA FLAMENCO.
Sevillanas:
2 comentarios:
El flamenco parece hermosísimo. Me encanta la ropa (les dicen batas de cola, no?) y el dramatismo de los movimientos. Muy bonitos.
Saludos!!
El flamenco, es el sentimiento puro,expresado en movimiento.
Un beso
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