Antes les había hablado de esta cantante japonesa, y quizá ahora no debería hacerlo, pero tengo ganas de escribir algo justamente aquí aunque sea irrelevante.
La conocí cuando buscaba una canción interpretada por otra japonesa llamada Yuki. Como es costumbre del karma, cuando quieres algo no te lo da, por lo que apareció Yuki no hana de Nakashima, en lugar de lo que buscaba. El resultado: me enamoré.
Sí, el ritmo, la melodía, la letra y la armonía me atraparon, lograron que el pulso se me acelerará y suspirara más de lo que una persona normal lo haría. Comencé a conocerla y me inspiró: Mika Nakashima era completamente distinta a todas las demás cantantes japonesas que había escuchado.
¿Pero por qué? La respuesta es muy simple.
Nakashima es una intérprete, incluso en su rostro que parece inexpresivo dice todo; tiene una presencia peculiar en el escenario (su delgada personas es suficiente para llenarlo), y su voz, ¡qué decir!, es diferente, no es la típica voz chillona y delgada de las japonesas, es potente y afinada. Además, puede deleitar el oído con una balada, con una canción pop, con algo de rock o con un toque de jazz.
Es mi musa, y sí, todo lo que puedo tener de hombre le pertenece. Me conquistó...
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Algunas de sus canciones (juzgue usted, musical lector):
Hace un minuto, terminé de leer la entrada más reciente del blog de una amiga. Una amiga con la que hace mucho no platico y, tras ver mis intentos fracasados por reencontrarnos, dejé que mi pesimismo y la voluntad de ella decidieran qué pasaría. Sin embargo, leer lo que escribió me dejó atónita, preocupada y atemorizada.
La vida me ha enseñado que hay esquemas de perfección que resultan una verdadera estupidez una reverenda mamada, pues, imposibles de cumplir e ilógicos si nos damos cuenta de cuán humanos somos.
Entiendo que la gente quede vulnerable tras muchos problemas en su existencia, con su familia, con sus amigos, con uno mismo; pero no alcanzo a comprender por qué la necesidad de autoflagelación, a veces tan evidente y otras, quizá muchas, tan discreta, disfrazada de negación, de "perfección", de "superación personal"...
¡Es acaso que la simpleza no puede salvar un alma! ¿Tenemos que hacer todo de la manera más correcta y "buena" para ser mejores, aunque en el camino nos lastimemos y hagamos a un lado el círculo en el que crecimos?
¿Es tan difícil enfrentar de cara a las cosas? Pienso que no, ¿para qué hacer algo de lo que nos quejaremos toda la vida, cuál es el punto? ¿Por qué antes de realizarse como profesional, de pensar en dejar a esa familia "de mierda", no pensamos en ser mejores personas, en hacer de nuestras debilidades una oportunidad?
No hablo de realidades complicadas, no de personas que sufren, de verdad, hambre, enfermedades, ignorancia, debido al ambiente sociopolítico y económico de un país en decadencia por su gobierno deficiente y población pasiva; sino de aquéllas que, a pesar de ello, pueden seguir adelante.
Es muy sencillo quejarse, tachar a todos de mediocres (aunque algunos escogen serlo, otros no...) y asociar simpleza con pendejez; es más fácil echar culpa a otros que aceptar la nuestra.
Pienso que la solución no está en hacer a un lado nuestras raíces, en dejar a las personas que han convivido años con nosotros y nos han acompañado en los círculos que abrimos y cerramos; está en una revolución de pensamiento que empieza por nosotros, con la que podemos hacer frente a esas actitudes que nos hacen mal y a las personas que actúan de esa manera, sin alejarnos...huir no debería ser una opción, no en esta situación.
¿Y si no? ¡No te basta saber que con un individuo que te haga sonreir puede ser suficiente! ¡Que alguien te acompañará en la batalla! Las cosas malas dejan de serlo si encuentras la forma de aprender de ellas...
Si quieres ser exigente contigo, hazlo, ¡pero como mujer!: lo demás ya lo tienes cubierto por ahora. No pienses en dejar el mundo, no así...
Yo nunca he justificado el suicidio. Es una decisión bastante estúpida y egoísta. Tengo que reconocer que se necesitan muchos huevos para hacer algo así, pero muy poco razonamiento. Es una salida definitiva, inmediata y fácil. A veces es una venganza.(...) Ningún problema es tan grande como para darse por vencido. (Cool acid)
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Mañana despertaré para continuar con mi vida, reiré, lloraré, sentiré miedo, estaré muy enojada con algún idiota que quiso cambiar al país para beneficiarse, me enfadaré por no tener una cita con el hombre que amo, haré una fiesta de cumpleaños, tal vez me graduaré de una maestría, quizá me case y forme una familia. Pero me gustaría asegurar, también, que en esos "mañanas" aún estarás aquí en carne y hueso, ¿aceptas quedarte conmigo?
Hoy es un lindo domingo para una de esas canciones que te ponen de buenas, ¿no?, pero en francés.
El tema que les traigo en esta ocasión se llama "Moi, je joue" (Yo, yo juego) de una actriz y cantante francesa de los años 40: Brigitte Bardot, quien, después de al menos 60 películas, decidió retirarse de la pantalla grande, con apenas 39 años de edad.
Después de casarse, divorciarse y tener muchos romances y amantes, para ella su vida ya no valía lo mismo e intentó suicidarse; sin embargo, conoció a un hombre que le devolvió las ganas de seguir y ahora es una activista a favor de los derechos de los animales.
Esta canción fue utilizada para un comercial del perfume Miss Dior chérie, de Christian Dior (obviamente).
Hace un par de entradas, escribí acerca de mi experiencia con el primer libro de la saga de Crepúsculo, que, como se habrán dado cuenta, no me gustó para nada, es malísimo. Ayer, al respecto, me mostraron la cosa más graciosa y verdades acerca de "la obra" de Stephanie Meyer: sólo tienen que dar clic aquí y verán que no les miento.