13 de junio de 2010

De por qué no me gustó Crepúsculo de Stephanie Meyer



Stephanie Meyer debió entrar en el mundo de las personas más satisfechas consigo misma cuando se dio cuenta del éxito que tuvo su saga de libros de Crepúsculo y las películas basadas en ellos; sin embargo, no debe imaginar siquiera que, después de todo, no es tan buena.

Recuerdo que cuando salió el primer filme de esta serie de cintas, amigos y yo, por democracia cumpleaños de una amiga, decidimos que lo veríamos: la historia de una humana convencida de adentrarse en el mundo de los vampiros de la manera más cursi en la que pudo haberlo hecho.

Debo admitir que, por un momento, creí que la película era buena, y hubo una escena que guardo especialmente en mi cabeza; no obstante, en cuanto tuve mi catarsis (o, más bien, un aterrizaje forzado a la realidad), me di cuenta de que el filme era una historia de amor múltiples veces usada.

Después de eso, pensé que no volvería a acercarme a esa historia, pero, como en esta vida todo da vueltas, me topé con la segunda película y, de manera realmente accidental (aunque fue más bien actuación del karma) con el primer libro de Stephanie Meyer.

¡Y vaya lectura! El texto es aún más aburrido y malo que la película, ¡qué gran trabajo hizo Melissa Rosenberg con el guión (en comparación con la novela), de verdad!

El libro, para empezar y sin afán de ofender a las(os) fanáticas(os), es para pubertos de secundaria; es una especie de diario con mucha información innecesaria; la autora no es capaz de impregnar en las acciones de los personajes la personalidad de éstos sin que sea necesario, ¡indispensable!, acudir a los diálogos --a veces un poco torpes y excesivos.

En términos más especializados, la estructura dramática es tediosa, ¡tan lineal!; las escenas altas (momentos climáticos o con una carga mayor de emoción) se caen rápidamente; el clímax de la obra en general tarda mucho para llegar y, al final, hay tres personajes que no tuvieron una presentación suficiente.

Por otro lado, el punto a favor para la novela es que, al menos, se toma un poco de espacio para contarnos las historias de los dos personajes principales y las de los vampiros sin dejar cabos sueltos (o al menos reduce las preguntas que podrían surgir).

Finalmente, Crepúsculo (la novela), para mi gusto, es peor que la película; no sé cómo un sueño logró que Meyer pudiera hacer una saga al respecto.

No discuto sus preferencias ni pretendo cambiarlos de opinión, sólo digo que no entiendo cómo cosas así tienen tanto éxito.

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