8 de diciembre de 2009

Hoy recordé...



...que hace algunos años, no sé desde cuándo, mi casa ya no se ilumina con adornos de navidad, es fría, triste y gris al lado de las múltiples luces de los vecinos y sus interminables adornos.

La verdad no recuerdo exactamente por qué dejamos de adornar mi hogar, simplemente pasó un día: "esta vez nadie arreglará nada" y ya. Así de sencillo.

No me preocupa hacer evidente que me acuerdo de estas fechas decembrinas, mas, tal vez, un día, mi familia y yo decidamos comprar un árbol y regresar al espíritu navideño artifical como lo hacíamos en mi infancia.



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Debería estar feliz porque el semestre está apunto de terminarse, ahora sí, pero no, al contrario, tengo ojeras, cansancio y una joroba que, sin marcha atrás, me acompañará por el resto de mis días...obviamente no.

3 comentarios:

Lim dijo...

En la vida hay cosas que se dejan de hacer, por diferentes causas, y pasado el tiempo te preguntas el porqué.
Un beso grande.

Amit dijo...

Me parece que la decisión de tu familia se ha generalizado en más familias. La mía, debo admitirlo, dejó afotunadamente de adornar "kishmente" el departamento por un comentario que yo hice cuando estaba en la prepa y porquemi padre sacó a relucir sin vergüenza alguna su adulterio, además, admitámoslo, la situación familiar en México es cada vez más sínica, ya no es necesario ser hipócrita y ser bueno en navidad, fecha que, por cierto, resulta irónicamente la más proflífica para practicar los siete pecados capitales que tanto gusta simbólicamente romper en la piñata.
Otra situación que ha influido: la crisis económica, vamos, la electricidad cada vez es más cara, la sobreviviencia cada vez es más difícil, una cena de navidad acaba con tu nimio aguinaldo, si es que te lo dieron. Además, la navidad ha perdido su caracter solemne y hoy en día lo que interesa es vivir el aquí y ahora antes de que se acabe un año más, es decir: beber, fornicar, bailar, comprar, salir, abstraerse de la cruda realidad...nada de ponerse a reflexionar qué hiciste a lo largo del año, cómo, por qué y para qué. Mucho menos piensas hacer algo para mejorar el próximo año, pues la situación mundial y local va de mal en peor, ¿para qué hacer planes si a final de cuentas la mayoría se cancelan por cuestiones que no estaban en nuestras manos? Las dichosas listas de objetivos de año nuevo son sólo un placebo para sobrellevar la decadencia del ser humano promedio.

Amit dijo...

En fin, yo, honestamente, estoy mejor así, sin hipocrecías de navidad y año nuevo, sobre todo con "la familia". Por ejemplo, cada año he tenido que soportar ir a casa de los abuelos maternos el 31 de diciembre y experimentar el mismo ritual de melancólica desesperación por una familia bastante numerosa, y por extensión diferente entre cada quien!, por Dios!!! Son casi cuatro generaciones reunidas un día en realidad cualquiera, porque debemos recordar que Jesús no nació en esos meses y además nuestro calendario está mal calculado, sin tomar en cuenta el cambio de órbita del planeta. Pero sigo con la reunión de año nuevo familiar en casa de los abuelos maternos: los tíos hombres, después de la comida, el lacrimoso brindis y la debida felicitación a la cumpleañera (una servidora), se juntan en la mesa dispuesta en el "garage" para jugar cartas, beber y fumar toda la puta madrugada; las tías, para no variar con las costumbres ancestrales, se poenen a limpiar, lavar y acomodar todo para reunirse a platicar en la cocina después de acabados sus deberes domésticos; los primos menores de 18, se van al cuarto del primo mayor para jugar videojuegos o usar la computadora; los primos más pequeños juegan por toda la casa hasta quedarse dormidos en cualquier parte de la casa; los abuelos van de un grupito a otro muy orgullosos de su grande familia, de su exitosa prole; los primos mayores de 19 años se dispersan por los rincones más obscuros, solitarios y alejados de la casa para no toparse con ningún pariente y tener que escuchar un discurso de los buenos tiempos y tú qué has hecho, mijo?. Por supuesto, existen los contados primos y tíos simpáticos o el que quiere caer bien a todos (obviamente porque quiere su regalito)...Al final, todos amanecen el 1 de enero con unas buenas ojeras y un dolor de cabeza tremendo, buena forma de iniciar el año: cansado y crudo.
Lo único bueno para mí de esas torturas mexicanas, es la comida, porque mi madre no cocina nada en esas fechas y lo que es el sazón de la abuela no se compara con las comidas rápidas, económicas o calentadas en el micro.
Yo presiono a mi madre para que nos larguemos lo más rápido y temprano posible antes de que todos estén levantados y tengamos que despedirnos de beso, abrazo y buenos deseos de 30 personas más o menos, que según son mi "familia", pero a quienes en realidad no conozco en lo más mínimo a no ser por los chismes que toda familia pasa de boca en boca y de oído a oído. De mí, por ejemplo, dicen que nunca los visito, que he enflacado, que qué demonios hago todo el pinche día en la universidad! (estudiar chingá!), que porque no me maquillo, me corto el pelo, cambio de look, pues, y dejo de vestirme tan raro, tan bonitas ropas que hacen hoy para las muchachas! Que me parezco más a mi padre (el demonio, a quien nadie quiere en esa familia, por supuesto, yo tampoco, está vedado pronunicar siquiera su nombre, le dicen "el innombrable") que a mi pobre madre que tanto ha sufrido en su vida...que soy una antisocial, una nerd, una mala hija que no ayuda a sus menesterosos madre y hermano ...etc. etc. Puta madre si no soy monja, ni santa! Y todo debo recibirlo con una linda sonrisa y una mirada sumisa y baja si tío, si abuela, no se preocupe, que tenga un buen año, igualmente (porque eso de Dios te bendiga, nunca saldrá de mi boca), gracias, sí sí, vendré ya más seguido a visitarlos, cuando no tenga tarea (ándele, nunca dejo de tener tarea) o cuando en vacaciones pueda salir (ándele otra vez, nunca me dejan salir y si salgo, es para seguir haciendo tarea o al menos ir a un museo, cosas culturales). En fin, que entiendan bajita la mano que no pienso pisar esa casa hasta el próximo puto 31 de diciembre.
Bueno, esa es mi opinión.