1 de mayo de 2017

"Oye, mujer"

Yo te quiero, no como algo, no como si me pertenecieras.

Sólo te quiero, con la mirada inocente y el suspiro profundo.

Te quiero con el ardor del deseo, con la pasión desmedida, con las ganas húmedas.

Te quiero como el instrumento que quiere ser tocado, como el calor que quiere ser disipado.

Te quiero con fuerza, con ansias, sin sentido, con latidos incontables; y, al mismo tiempo, te quiero con la calma de un día domingo, con las razones claras, con ritmo constante, con la decisión firme.

Te quiero con la cadencia de la música y el baile, con el romanticismo de las obras de Mahler.

Te quiero con el fuego en las manos y la hinchazón de los labios.

Te quiero en los espasmos, en los desvelos, en los sueños.

Pero no espero, sólo te quiero.

15 de enero de 2017

A la mañana siguiente

A la mañana siguiente desperté con la tranquilidad de quien ha asumido la decisión tomada a pesar de las consecuencias...

18 de diciembre de 2016

Ya está volviendo el aire al cuerpo

Hay ocasiones en que la energía es tanta que olvidamos mirar lo que sucede a nuestro alrededor.

Veces en las que creemos que estamos tan bien que no somos en realidad conscientes de lo que podemos provocar.

Pero equivocarse, incluso en medio de la plenitud (sea real o aparente), también es válido; tanto como pedir disculpas si se ha dañado a alguien directa o indirectamente por no prestar la atención debida a cada acto, aunque éstos no sean malintencionados.

Es parte de la vida, de ser humanos, y del aprendizaje.