31 de diciembre de 2010

Felicidades



De un montón de estrellas, algunas se apagaron: unas se fueron antes de tiempo, pero dejaron mucho a su paso; otras, simplemente, decidieron desaparecer de la vida de los demás, que sus deseos son más fuertes que quienes creían tener su amistad; y muchas más siguen ahí, con tanta intensidad, acompañando, riendo, llamando, amando y, por supuesto, leyendo Luciérnaga de luz.

No sé cómo calificaría usted, querido lector, el 2010; pero yo diría que fue complicado, difícil de asimilar y con satisfacciones. Les deseo un maravilloso 2011, a los viejos, a los más recientes y a los próximamente nuevos lectores, y agradezco sus paseos por este espacio de vez en cuando. Mejoraremos, cambiaremos e innovaremos este blog, le hace falta.

Un abrazo y un beso virtual a todos. El mundo es para nosotros lo que nosotros queramos hacer con él y a nuestro ritmo.

Recuerde, esperanzado lector, que la diferencia entre querer y desear sólo es la disposición para hacer las cosas.

20 de diciembre de 2010

Sorpresas para el mundo



Hoy me encontré con un par de asuntos muy curiosos al leer periódicos:

El primero de ellos fue encontrar a Cuauhtémoc Blanco como columnista de El Universal. Sí, además de ser deportista, nos asombra con sus dotes de actor y escritor. Debo admitir que ya tiene un rato escribiendo para este diario; sin embargo, no me había dado cuenta y, ¿qué creen?, me gustó.

No es la persona más crítica del mundo, pero su columna es muy cercana, a pesar de su saludo soso (para mi gusto), sus palabras van directo hacia sus lectores: parece estar en una charla anecdótica con su gente, con sus fanáticos y con los que no lo son tanto. Interesante, ¿no?

El segundo asunto es la visita de Mark Zuckerberg, director general y creador de Facebook, a China. Sí, al país de la censura a sitios "inadecuados" políticamente. ¿Tendrá buenos resultados? ¿Habrá negociaciones? A los chinos les interesa, conocen al muchacho, aunque no a su red social... Ya veremos.

Por cierto, se dice que llegó sólo (sí, con acento) con su novia Priscilla Chan, famosa cantante originaria de Hong Kong, y no hay datos de su itinerario... ¿y si mencionar a Facebook fue simplemente casual? Es una pregunta, nada más.

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También liberaron por fin a Diego Fernández de Cevallos, que ahora sí ya hablaron con él, que está sano aunque agotado por el secuestro de 7 meses. Yo me reservo mis comentario, al parecer ni resulta tan sorprendente, aquí le dejo el enlace pa' que usted, incrédulo lector, lo lea.

Y, mexicanos lectores, a partir de las 11:29 horas se podrá apreciar un eclipse total de luna. Más información en un clic.

12 de diciembre de 2010

Confesiones en voz alta: no me gusta facebook



Hoy me di cuenta de por qué me he sido renuente a utilizar "feisbuk" estos últimos meses, la razón (o conjunto de motivos) que tengo para estar así es algo muy simple, pero no claro al ver; no tiene que ver con críticas sociales, técnicas o de comunicación, sino con puro sentimiento.

Sí, estimado lector, leerá en mis palabras una sincera confesión: hoy supe que entrar a "feisbuk" me hace redescubrir a la gente, me hace explorar hasta llegar a puntos sin retorno que sólo provocan, en mí, heridas profundas e insanables al momento; destellos negros que hacen añicos mis más grandes esperanzas: ésas en las que creo aún ser amiga de quienes, al menos yo, estimo de verdad; de pensar que mis esfuerzos por recuperar una amistad que parece tambaleante pueden resultar; de creer que soy parte de algo.

Y, adivinó, suspicaz lector, todo resulta una vil mentira: las personas no son lo que muestran ser, los amantes se dejan ver y los amigos... ¿cuáles amigos? ¿Tres o cuatro? Con los verdaderos no necesitas ninguna red social para saber que nada cambiarán lo que tenían, con los demás...

Basta dar un clic para saber que te han excluido de todo, que te han borrado de su espacio... ¡sí! ¡Uno de esos individuos especiales (de esos a los que quieres en realidad) ha decidido que tú no tienes más derecho a saber de él! ¡No importaron tus esfuerzos para lograr verlo o tan sólo que te respondiera un "hola"! ¡Absurdos! ¡Inútiles! ¡Ingenuos! ... inocentes...

¡Pero cómo creiste que eso se podía! ¡Por qué esperabas que la situación cambiara! Ni siquiera era tu culpa, no fuiste tú... sólo... te convertiste en una carga, en un cualquiera... ¿Fue acaso el comentario no respondido? No, sólo fue el pretexto, el gancho que jalaría todo hasta hacerlo caer.

Sí, el primer pasó es ése, ¿qué sigue? ¿Puedes contestarme ahora? ¿Puedes explicarme qué pasó? Yo lo intenté, de verdad lo hice: traté de hacerte ver que la vida no separa a la gente, es la gente misma la que aleja a los otros; creí que, al menos en el fondo, algo quedaba, que era pertinente salvarlo, que podíamos esforzarnos para no dejarlo morir. ¿Y sabes qué? Me venciste, yo me doy... ya no puedo...

Quería, lo esperaba, me equivoqué. Habría sido más fácil pedir que te dejara en paz, si eso querías desde el principio... si eso querías...

Presiento que seguiré creyendo y esperando.

Háblame algún día, hace falta que lo hagas.