26 de octubre de 2008

Corinne Bailey Rae

Por: Hikari Hotaru


Esta domingo toca hablar de una cantante inglesa que hace poco fue comparada, más bien al revés, con Ximena Sariñana, pues si la escuchan cantar, podrían jurar -dicen (yo no)- que es esta última, pero cantando en inglés.

Corinne Bailey nace el 26 de febrero de 1979. Comenzó componiendo material para grabar su primer disco en solitario, pasando del indie-pop al jazz y R&B. Colaboró con el grupo The New Mastersounds para el tema "Your Love Is Mine", perteneciente al disco "Be Yourself", en 2003.

En 2005, consiguió un contrato discográfico con EMI.; en octubre del mismo año, publicó su primer single "Like A Star", que llegó al número 34 de top de Reino Unido. Lo que pareciera un fracaso, comenzó a tener éxito en marzo de 2006 com la canciíon Put Your Records On, que fue todo un logro: número 2 en ventas inglesas y se colocó entre los 10 mejores hits a nivel internacional en las Listas de Ventas Inglesas, llegando al #2, y fue, además, un Hit a nivel internacional. Su álbum debut "Corinne Bailey Rae" le permitiró ser la número 1 en Inglaterra.

Aunque, como más arriba se mencionó, su primer single no tuvo mucho éxito, se los dejo para que lo escuchen, personalmente me gusta mucho, se llama Like a star, disfrútenla:


19 de octubre de 2008

Aladino

Por: Hikari Hotaru


Mi cansancio y mis múltiples ocupaciones no me permiten hoy hacer un post musical como se debe, pero para compensarlos por mi ausencia en toda esta semana y cumplir con ustedes, les dejo esta canción de Aladino, en voz de su original, Brad Kane, y Joey Yung. Disfruten esta combinación inglés-chino.


12 de octubre de 2008

Tormenta

Por: Hikari Hotaru


Espero que no se vaya la luz y mucho menos la red. En estos momentos soy testigo de fuertes vientos que se dirigen al oeste y lluvia estilo "pasó-un-huracán".

¿Sobreviviremos?

Eien no uta

Por: Hikari Hotaru


Como se los informé hace una semana, cada domingo mi blog se pondrá musical, con un video o pista de algún cantante, o alternando canciones de uno ya presentado.

Esta vez, me referiré a Mika Nakashima, una cantante y actriz japonesa (que personalmente admiro y amo [!]). Nació en la prefectura de Kagoshima; desde muy pequeña tuvo el sueño de tener una carrera musical, razón por la cual decidió no entrar a la escuela superior: estaba dispuesta a cumplir su deseo.

Su primer trabajo lo obtuvo al ser elegida de entre 2 mil chicas y convertirse en protagonista de Kizudakare no love song (Cicatriz de una canción de amor), en 2001. Meses después, debutó como cantante, con Stars, tema principal de la serie mencionada.

Con su segundo sencillo, Crecest Moon, tuvo gran éxito: se agotó el primer día de venta. Su álbum debut True, también tuvo una gran respuesta por parte del público, convirtiéndola ya en una de las artistas más reconocidas de Japón.

Actualmente cuenta con 5 álbumnes, 2 miniálbumnes, una compilación, 26 singles (el más reciente I don't know). Ha participado en al menos 3 series de televisión y cuatro películas, la más famosa, NANA (primera y segunda parte).

Su imagen ha sido utilizada para diversos comerciales de maquillaje -en Japón.

Su single, que nos atañe hoy, 永遠の詩 (Eien no uta -Eternal poem-), de 2007, fue utilizado para la película Southbound*. Fue grabado con la banda de jazz japonés Katteni-Shiyagare, en incluido en el álbum de esta agrupación.

Y, para dejar la emoción, aquí está el video oficial:


Y la versión en vivo:



Notas:
Los links, en su mayoría, están en japonés, para información en inglés o español, puede consultarse Wikipedia ;9!
*Basada en la novela de Okuda Hideo, que trata la historia de un chico que se muda de Tokio a Okinawa; fue lanzada en octubre del año pasado, con Toyokawa Etsushi y Amami Yumi como protagonistas.
Más información: Southbound

10 de octubre de 2008

...

Por: Hikari Hotaru


Hoy siento que toda emoción y asombro se han ido de mí, que la apatía invade mi cuerpo cada vez más y lo hace tan pesado: hasta caminar es difícil. Además, me falta inspiración para expresar todo alborotamiento en mí, por eso publicaré este escrito, encontrado al visitar la blogosfera, para definir en gran medida mi sentir.

Rudo

Ya no recuerdo con el cuerpo la vida de antes. Ya no me nace el globo histérico en el pecho recordando las siestas vespertinas que podía darme después de comer en el Chentito, la fonda que me alimentó durante toda mi adolescencia hasta su final final. Ya no me mareo al reconstruir aquella tarde, después de la escuela, que gasté completita acicalando mis formas con tal de verme chula en una fiesta. Ya no me acongoja la panza y la piel la inexistencia de mi tiempo libre y el recuerdo de los años bonitos cuando una mano en el pezón equivalía al vértigo de la vuelta más mamona del juego más mamón de six flags.
Ya hasta se me confunden los nombres y las bocas. Aunque más que confusión es economía. Ahora mis recuerdos se agrupan, los muy intransigentes, en categorías que no respetan historia, ni tiempo ni identidad. Y si besé al rudo, por rudo lo confundo con el tatuado. Y la cara es la misma, aunque años anden de por medio diciendo que no puede ser. Igual no lo recuerdo con el cuerpo. Será por eso que ya perdieron el privilegio de la cajita particular.

La autora es Berenice Andrade y la pueden leer aquí.

8 de octubre de 2008

¿Llegará la desgracia del News Divine al metro?

Por: Hikari Hotaru


A veces me pregunto por qué la gente es tan insistente para subir a los vagones del metro si ve que en realidad no cabe, por más que lo empujen y meta la panza. Lo peor del caso es cuando se enojan y comienzan a mentar madres a todos aquellos pasajeros que antes lograron subir.

Pasa que ya no es suficiente ni eficiente el transporte, no hay forma de controlar a los individuos y no hay una educación de respeto.

Me parece que, de seguir esto así, pronto se repetirá la situación del News Divine, pero en el metro. Imagínense: personas completamente apretadas, no hay espacio para un alma más, con poco oxígeno, alta temperatura y tratando de salir lo más pronto posible, ¿lo habían pensado?

Al respecto, mi amigo Charls, me comentaba que quizá eso sea necesario: "tendrán que morir unos cuantos 'inocentes' para salvarnos a todos".

¿De verdad debemos llegar hasta ese límite para que las personas entiendan que si fueran disciplinadas y salieran a tiempo de sus hogares podrían esperar un vagón más y no lograr un enojo diario? ¿Debe acontecer algo así para que el gobierno se de cuenta que ya hace falta mantenimiento al transporte colectivo? ¿Realmente es necesario provocar el temor de la gente con una situación similar para tomar conciencia? ¿Al final, funcionaría?

Pienso que somos cada vez más individualistas, groseros, intolerantes, impulsivos, irresponsables, y, mientras los dañados cuando pase algo así no seamos nosotros ni nuestros cercanos, todo nos seguirá valiendo...¡mamá!

5 de octubre de 2008

Domingos musicales

Por: Hikari Hotaru


Hoy he decidio que cada domingo les daré a conocer nuevas canciones y nuevos cantantes *~*, algunas con historia, otras no...todo depende.

La idea surgió gracias a mi clase de Teorías de la Comunicación III, pues el Maestro permite dedicar el tiempo restante de la sesión (cuando se acaba de exponer el tema del día) para la música: haré lo mismo.

Les presentó lo que escuché este viernes: sin profundizar mucho ahora en el artista (debo hacer el resto de mi tarea y tratar de relajar mi vientre *~*), a Rubén Blades (o si prefieren, Pedro Navajas), ministro de cultura de Panamá, quien trajo al mundo un estilo que podemos denominar "salsa social" y denunciante.

Hay una canción en particular que me gustaría presentarles, pero no la hallo, prometo que en cuanto la tenga la muestro. Por el momento, de su disco "Buscando América", les dejo esta canción que se titula igual:


2 de octubre de 2008

¿Un baile?

Por: Hikari Hotaru


El reloj marcaba las 7:00 pm; afuera del lugar se encontraban cuatro camiones Diana tapando el gran letrero del salón, quizá pertenecían a las agrupaciones que se presentarían o a las personas que, desde otros estados, llegaron para ver a la banda estelar de la noche.

Caminando por la banqueta claramente se podía ver la pequeña entrada del famoso California Dancing Club en letras rojas. El pasillo es apto para que pasen al menos seis personas de complexión promedio; en las paredes tiene fotografías de los personajes que visitaron el salón tiempo atrás. La taquilla visualmente confusa, muestra tres ventanillas: $100 hombres, $100 mujeres, y la última abierta.

“Uno, por favor”, se alcanza a distinguir una columna de boletos verdes, uno de ellos sale por el pequeño espacio que es el único lugar que permite el contacto entre el vendedor y quien compra. “Gracias”.

Una señora de rostro arrugado, gabardina negra, cabello a la altura de los hombros y chino, y con los labios pintados de rojo, clava profunda, fija y largamente sus grandes ojos en los asistentes que van llegando al salón. Enseguida de ella, se ubica el señor que revisa los bolsos y, frente a él, quien recibe los boletos.

Entre el gran salón y la persona quien entrará, se encuentra una cortina que divide los dos mundos: el de la tranquilidad de un domingo por la noche y el del baile. Una vez dentro se visualiza una enorme pista rodeada de pilares donde hombres y mujeres se encuentran recargados esperando por alguien para “sacar polvo” con el ritmo; frente a la entrada el color naranja combinado con el negro deja ver la leyenda: “El palacio del baile en México”, de fondo, “California”.

Una salsa se escucha, nueve parejas están bailando, otros más esperan a “alguien”. Grupos de hombres caminan por los alrededores como cazando presas; mujeres con minifaldas y tacones altos se recargan en los pilares como si aquello fuera parte de un prostíbulo.

Alrededor de las 8 de la noche el salón comienza a llenarse y tres chicas muy coloridas se ubican frente al escenario con una manta que dice: “Rigo no a muerto, 100% amor”; bailando y gritando, esperan con ansias a Rigo y su… ”¿qué?, ¿costra?”, ¡no!, Rigo y su costa tropical.

La pista comenzó a llenarse, uno o dos hombres se encontraban a mitad de ella mirando a todos lados para hallar a la próxima víctima de sus pasos de baile. El imitador de Rigo, daba brincos y les cantaba a sus tres admiradoras, quienes, al ritmo de la música, improvisaban coreografías disparejas y lanzaban gritos tan fuertes, que nada más podía escucharse en todo el salón.

Un grupo de chicas rechazaba a cada hombre que se les acercaba, no se despegaron durante toda la noche; tomadas de la mano, abrazándose y bailando entre ellas mantenían a los “bailarines estrellas” lejos de su “espacio vital”, pero con sus miradas fijas y sonrisas perversas ante los movimientos que rozaban el “encanto lésbico”.

Con el “uno, dos, uno, dos”, la gente se movía al ritmo de “Tuvimos un sirenito, justo al año de casados…”, los gritos de aquel grupo de chicas “no nos vamos a soltar” comenzaron a escucharse y a hacerse notar por parte del presentador, teniendo como resultado “un nuevo club de fans de Rigo, ¡que se oiga el grito de las chicas guapas de acá!”, quienes por mayoría ganaban en el “concurso” de la voz más escandalosa.

De pronto, el sonido desapareció, “una pequeña falla técnica” que mantuvo a los bailarines mirando hacia el escenario, abrazados de sus parejas y con la mirada fija en “Rigo”, tal vez, o en la nada. Al menos dos minutos pasaron para que el ambiente volviera a tomar el ritmo anterior al suceso.

“¡Oh, qué gusto de volverte a ver!” fue la canción dedicada al recién creado club de fans, junto con algunos saludos y la petición de escuchar más gritos:
—¡Un grito de las chicas vírgenes!
—¡Óyeme!... ¡¡Qué le pasa al incoherente éste!!

"Rigo" se despidió para dar paso a más música y a la llegada de personas con sombreros de color rosa, beige y negro, de pantalones de mezclilla, camisas tejanas y botas; el olor a cigarrillo y las cervezas no se hacían esperar; los hombres seguían mirando la pista de baile como si de pronto fuera a aparecer la “pareja ideal”.

Algunos arrítmicos se dejaban notar con pasos desfasados al ritmo de la música y con sudaderas rojas, golpeaban las cabezas de las señoras que amablemente aceptaban bailar con ellos. Otros, lucían sus mejores movimientos dejando a la chica desconcertada y sin saber qué seguía después.

Pero quien no perdió el tiempo fue un joven de sombrero tejano que bailaba con una señora de unos 50 años, vestida de negro, con una falda floreada y tacones de 9 centímetros. Ella muy elegante, como si en su juventud hubiera asistido a este salón cada que había un baile; él, siguiendo el ritmo y deleitándose con los pasos de la señora, bajaba su mano sin ningún reproche por parte de la otra.

Ahora sonaba la banda “PKdo”, los vestidos rojo y azul hacían referencia a su “elegancia” con las vueltas de las chicas que dejaban ver sus fondos negros y los tirantes transparentes que apretaban la carne de sus hombros y espalda. La gente sedienta se acercaba al pequeñísimo bar para pedir un vaso de refresco de ¡cinco pesos!, que apenas calmaba a la garganta seca; las personas cansadas preferían sentarse alrededor de la pista y en los pilares que ir a una mesa, pues estar ahí también costaba.

A las 10 de la noche la gente se dirigía al guardarropa para pedir sus abrigos y retirarse, mientras en el escenario, el presentador anunciaba el regreso de “¡Rigo y su costa tropical!”.
Los músicos estaban listo, la gente en la pista preparada para “sacudir el bote” y… ¿Rigo? Los gritos y chiflidos lo llamaban, “¡déjenlo está caga…!”.

“Mi matamoros querido” seguía esperando por su intérprete que no aparecía, las personas desconcertadas se mantenían chiflando, mientras otro no perdían el tiempo y buscaban pareja o a un nuevo “ligue”. Rigo llegó con su salto de gimnasta y con una nueva vestimenta que paso de ser blanca a negra.

El “refrito” de las canciones tomó lugar, pero los pasos de baile dieron testimonio de que la gente ni lo notó. Por cada chico o chica con sombrero en espera de Los primos de Guasabí, dos parejas daban fin a su noche de baile y a su inicio de semana.